La gallina del cuello pelao

Resulta ser que lo que no se le ocurre al sastre se me ocurre a mí. Una de nuestras locuras, de tantas que se nos pasan por la cabeza, fue la de hacernos con unos avestruces. Así fue, y nos presentamos en el pueblo con tres ejemplares de apenas unos días.

Con apenas diez días y en fechas en las que el frío aprieta, estos animales necesitaron un cuidado muy especial ya que son algo difíciles de criar. Necesitan ser alimentados durante los tres primeros meses unas tres veces al día en pequeñas dosis, manteniéndolos apartados de todo tipo de objetos pequeños porque se lo comen todo. Por comer se comen hasta la mierda que cagan entre ellos (no veas lo buena que les está).

El primero no tardó en morir pues era el más pequeño y, no se por qué, un día las palmó, pero no tardamos mucho en aumentar la familia con dos ejemplares más. Estos llegaron un mes después y se incorporaron con buenas ganas. Uno de ellos se parecía a Ronaldo ya que se lesionaba todos los días y era un gran inconveniente el tener que estar siempre detrás de él poni´endole la pata. Solucion: llegó el Andaluz y pronto hizo de él una gran merienda. Quedaban tres y se murió otro. Esto no podía ser, se mor´ian con sólo mirarlos. Total, hoy en día han sobrevivido dos, el mayor es hembra y tiene 10 meses y el pequeño es macho con 9 meses. Si deseas verlos, puedes encontrarlos en las naves de Los Petos, enfrente de los hormigones Manchuela y la nave de Juanillo el Volante.