Las Casillas, Refugios de Labriegos y sus Caballerías

Están por todas partes, a la orilla de nuestros campos y siempre junto a un buen árbol, generalmente un pino o una carrasca. Todos nos hemos servido de ellas en vendimia cuando uno de esos típicos "nulos" otoñales nos sorprende en el tajo y tenemos que salir corriendo a resguardarnos. Es el momento en que nos juntamos los miembros de una o varias cuadrillas en la casilla más cercana, encendemos una lumbre en su chimenea para secarnos y pasamos un rato agradable contando chascarrillos o discutiendo sobre temas de vendimia. Algunos sacan el bocadillo y se lo comen al calor de la lumbre, apoyados quizá en un pesebre o sentados en una rústica silla. Otros hacen un dibujo en la pared con un tizón y siempre los más mayores nos cuentan de aquellas veces, hace tantos años, cuando se quedaban durante varios días en esa misma casilla con las mulas para arar los campos circundantes.

Las casillas hoy han perdido gran parte de su protagonismo pero no todo. Con la introducción del tractor las faenas que antes tomaban semanas se llevan a cabo hoy en unas horas. Los coches permiten a vendimiadores, podadores, etc..., volver a medio día a casa para comer. Pero hasta hace treinta o cuarenta años solamente, las mulas eran imprescindibles para arar la tierra, se sembraba a mano, y no había coches. Por ello muchos labriegos se marchaban a trabajar a un paraje durante varios días sin regresar al pueblo. El refugio para ellos y sus caballerías eran las casillas.

Las casillas de campo son extremadamente austeras. Tienen una puerta, una chimenea, no hay ventanas (sólo pequeños ventanucos para airear), un único espacio interior que compartían hombres y bestias, y un gran árbol al lado (pino o carrasca). El agua era también necesaria por lo que la mayoría tenían pozo (excavado a mano) o en su defecto un aljibe. Las más antiguas son circulares y no poseen viga alguna, el techo es simplemente una especie de cúpula que descansa en el muro de piedra ("Chozo Redondo"). La mayoría sin embargo son casitas en miniatura con tejado de dos aguas, viga central de madera y tejado con cañas y teja. Hay algunas de abobe pero la mayor parte está construidas en piedra.

Algunas casillas son tan famosas que dan nombre al paraje que las rodea. Por citar algún ejemplo: "La Casica de Frías" o el "Chozo Marcote". Pero sobre todo, muchas casillas están asociadas indisolublemente a un nombre o una familia. Las casillas de nuestros abuelos y bisabuelos son algo que cada uno de nosotros sentimos como muy nuestro.