Cipriano Cantero aprendió a tocar la bandurria de forma autodidacta. De pequeño se fijaba en su padre, Cantero el viejo, quien era famoso en Fuentealbilla por su maestría con la Bandurria. Ahí aprendió todo pero no fue hasta su regreso de la mili que pudo empezar a tocar el instrumento que tanto le gustaba. El motivo fue que volvió con una rotura en un pié, lo que le obligó a estar en casa durante varios meses. Entonces se hizo con una bandurria y empezó a tocar. Desde entonces Cipriano ha sido un entusiasta de éste instrumento. Ha tocado durante décadas en reuniones caseras, en la iglesia, con el grupo de coros y danzas, etc... Aunque no sabe solfeo, en su memoria guarda las notas de centenares de piezas. Su oido es portentoso, así como su sentido del humor. En una ocasión tocó un concierto junto a Sabino y Juan Ramón y pidió un atril también para él en el que colocó un misterioso papel simulando que se trataba de una partitura. Luego resultó que era un pedazo de sobre en el que había apuntado el tanteo de su partida de dominó de ese mismo día.