Esta página está dedicada a la memoria de mis compañeros Sabino y Cantero. Ellos nos dejaron para siempre pero la música que hicimos juntos perdudarará. Estamos trabajando para digitalizar algunas de esas grabaciones artesanales para ponerlas en esta página y así recordar a estos grandes músicos.

La larga tradición por la música de bandurria, laúd y guitarra tuvo en nuestro pueblo unos últimos bastiones en tres entusiastas bien conocidos por todos: Sabino, Cantero y Juan Ramón. En 1991 formaron un trío que posteriormente fue bautizado como "Las Tres Cepas", nombre decidido de forma unilateral por Cantero tras reflexionar 5 segundos justo antes de una actuación cuando se le preguntó cual era el nombre artístico del trío.

Desde entonces se dedicaron a recopilar y mantener viva parte de nuestra herencia musical, escribiendo las partituras de las mazurkas, valses populares, el "pisaúvas" y la "Jota de Fuentealbilla". En su repertorio figuran igualmente conocidos pasodobles, tangos, boleros, etc... Además, recuperando costumbres de antaño, no era raro verles presentarse en casa de alguien de forma inesperada para amenizarle la tarde a cambio de una merienda. Junto a otros colaboradores y el coro de mujeres, pudimos verles incansablemente todos los años tocando los villancicos populares en las fiestas navideñas.

 

 

Su verdadero nombre de pila era Benito. A sus espaldas toda una vida dedicada a la música pues aprendió a tocar la bandurria "con pantalones cortos", según sus propias palabras, con el mítico "Sebastián el de las Guitarras". Por entonces ya tocaba con un tal Cipriano Cantero, quien acababa de ponerse a tocar la bandurria a su regreso de la mili. Pero además por aquel entonces Sabino formaba parte de la banda "La Armonizadora" en la que tocaba el Bombardino.

Posteriormente aprendió a tocar la guitarra, instrumento que tocaba un hermano suyo (Pepe) que por desgracia murió joven. En la década de los 70 Sabino formó parte del grupo "Los Dandys", en el que tocaba la guitarra eléctrica, paseándose por infinidad de verbenas populares. Su labor con la guitarra, con la que era capaz de seguir a Cantero en cualquier tipo de tonalidad o ritmo, lo convertín en el verdadero motor de "Las Tres Cepas". Sabino tocaba ademá el laúd y la bandurria con la misma soltura. Con su muerte el pasado 9 de Marzo de 2001 una buena parte del alma musical de Fuentealbilla se ha ido para siempre.

 

Cipriano Cantero aprendió a tocar la bandurria de forma autodidacta. De pequeño se fijaba en su padre, Cantero el viejo, quien era famoso en Fuentealbilla por su maestría con la Bandurria. Ahí aprendió todo pero no fue hasta su regreso de la mili que pudo empezar a tocar el instrumento que tanto le gustaba. El motivo fue que volvió con una rotura en un pié, lo que le obligó a estar en casa durante varios meses. Entonces se hizo con una bandurria y empezó a tocar. Desde entonces Cipriano ha sido un entusiasta de éste instrumento. Ha tocado durante décadas en reuniones caseras, en la iglesia, con el grupo de coros y danzas, etc... Aunque no sabe solfeo, en su memoria guarda las notas de centenares de piezas. Su oido es portentoso, así como su sentido del humor. En una ocasión tocó un concierto junto a Sabino y Juan Ramón y pidió un atril también para él en el que colocó un misterioso papel simulando que se trataba de una partitura. Luego resultó que era un pedazo de sobre en el que había apuntado el tanteo de su partida de dominó de ese mismo día.

 

 

 

 

Juan Ramón Pardo aprendió a tocar el laud con D. Juan Miguel Contreras, profesor del Colegio "Cristo del Valle". Formó parte de la rondalla escolar entre los años 80 y 82. Posteriormente abandonó éste instrumento durante bastantes años al dedicarse más de lleno a su actividad en la Banda de Música, en la que ha tocado sucesivamente la trompeta y el fliscorno.

En 1991, maravillado ante la sencillez y belleza de la música de Sabino y Cantero, decidió retomar el laúd y unirse a ellos para aprender algo del folklore popular. Siempre ha estado motivado desde entonces por preservar grabaciones y partituras de una música que corre el riesgo de caer en el olvido.